domingo, 15 de noviembre de 2015

" El viaje Final " cuento

El viaje final
   Ana despertó temprano y salió al patio a ver a su jardín, el sol apenas asomaba y el aire gélido le azotó la cara con sus navajas. Volvió a entrar para buscar un abrigo, y el salir vio a su perra escarbando entre las plantas. Una mañana más, como todas,  pero helada esta vez y oscureciéndose, como se iba oscureciendo su alma. Sus huesos odiaban el invierno.
   Después del desayuno, salió a caminar con su perra por la orilla del rio. Era su lugar predilecto. Con esfuerzo, ambas caminaron cuesta arriba. Los años pesaban como mochilas llenas de piedras para ambas.
   El día anterior había llovido mucho, el río estaba crecido y sus aguas se desparramaban cuesta abajo con remolinos de chocolate.
   Ana recordó a su madre, con quien siempre había transitado por ese mismo sendero oyendo las anécdotas que su mente desvariaba y que tanto le dolían.
   La había perdido joven y seguía teniendo una rara conexión con ella, y la extrañaba tanto, ahora, que ya había superado su edad de vida.
   Se ensimismó tanto en sus pensamientos que no se percató de los oscuros nubarrones que se apretaban y giraban, hasta que un negro tirabuzón la levantó del suelo y la arrojó a las turbias aguas.
   Y fue allí, en ese infinitivamente minúsculo segundo de estupor antes de hundirse en la masa helada y oscura que la arrastró para siempre, que Ana sintió la mano de su madre en la suya, acompañándola en su viaje. 
  
   I sonrió.

   

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